miércoles, 28 de enero de 2009

El mismo cuento de nunca acabar


Después de cada fracaso en los torneos de menores, siempre se culpó a los clubes por no dar oportunidad a nuevos jugadores jóvenes, que puedan mostrarse y obtener minutos de experiencia en primera división.


Con la bolsa de minutos, una medida que obligaba a los clubes a utilizar juveniles, varios jugadores se mostraron y tuvieron oportunidad de ser titulares en algunos clubes, es el caso de jugadores como Juan Jose Barros, Zela, Nuñez; o algunos nuevos valores que ya actuaban en el exterior, como es el caso de Anderson Cueto y Damian Ismodes; Estos, sumados a los "jotitas" hacían de esta generación una de las mejores de los últimos años.


Pero el avance que se obtuvo al conseguir una clasificación al mundial juvenil Sub 17 se desperdicio y se tiró al tacho el trabajo hecho.


La Federación Peruana de Fútbol no tuvo mejor idea que cambiar de entrenador y hacer una convocatoria donde nadie se atrevió a tomar el fierro caliente que significaba tomar una selección que tenia una valla alta.


Fue así como la FPF al mando de Manuel Burga Seoane, nominó a Tito Chumpitaz como entrenador, siendo esta una de las opciones que quedaban luego de que Juan José Oré y Víctor Rivera le dieran un "no" rotundo a Burga.


Es así como se inició con la improvisación, convocando a un entrenador para salir del paso, pensando que lo único que debía hacer era juntar a un grupo de jugadores y traer a los que habían afuera para clasificar nuevamente a un mundial, con pocos partidos de práctica y mínimo tiempo de trabajo en grupo.


Cuando llegó el momento de la verdad se fracasó de la forma más bochornosa, con peleas en la interna en un grupo que nunca existió, por que a comparación del proceso de Oré donde si hubo grupo aquí nunca lo hubo, era un puñado de jugadores que peleaban por ser la estrella, con un entrenador que se peleaba con sus propios jugadores y culpaba a los periodistas de un fracaso luego del primer partido ante Ecuador.


Así estuvo Perú, con una pelea interna, durmiendo con el enemigo, y ahora se descubren más escandalos, que Manco llevo a la novia a la concentración, que el cuerpo técnico nunca se lo dijo, que Zambrano le dice a Sánchez que se le doblaban las piernas, que Chumpitaz no quería a Cueto y Sánchez en el plantel. Todo esto por culpa de la improvisación, esa maldita costumbre que se ha apoderado de nuestro fútbol donde los que toman las decisiones están más preocupados pensando en el dinero o los viajes que gozan estando metidos eternamente en el fútbol.


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