El que no tiene fútbol se jugaba la vida y el que lo tiene no se jugaba nada. Uno cambió hasta ocho jugadores con respecto al anterior partido y aún así presentó un equipo de garantías (Milito o Agüero entrando en un lujoso plan B) y el otro perdió sobre la marcha y por lesión, sin tiempo para un toque épico de corneta, a dos de sus escasos baluartes, Karagounis y Katsouranis. Argentina dominó por obligación y ganó por inercia. Será primera de grupo y jugará contra México en octavos. Grecia se puso en manos de uno de los habituales entramados ultra defensivos de Rehhagel, apenas hilvanó juego y se despide del Mundial por la puerta de atrás. La Euro 2004 queda cada vez más lejos y su nivel actual no da para jugarse las habichuelas contra Argentina. Ni contra Argentina B. Ni siquiera contra el plan C, un brindis al sol de Maradona: tuvo minutos Palermo y el veterano delantero marcó el gol que redondeó el marcador.
Todo es felicidad en una Argentina que sin más carne que la justa en el asador ventiló a un rival que estuvo vivo durante medio partido sin más argumento que las matemáticas, la cábala y la probabilística. En el campo Grecia nunca fue un aspirante real. Rehhagel volvió a jugar en su campo y en función del rival.
En cuanto Grecia liberó mínimamente a su presa, Argentina mordió y selló un resultado que le sirve para adornar su clasificación con el pleno: nueve puntos sobre nueve. Pero sobre todo le sirve para mandar otro aviso a sus rivales. Tras las dudas y las críticas ha llegado al Mundial con un plan mejor estructurado de lo previsto, con las ideas claras y un concepto de juego centrado en su tradicional competitividad, en sus galones y en el valor de un ejército demoledor en campo rival. Un equipo liderado por Messi, que tampoco descansó y tampoco marcó.
Del partido saca Maradona la constatación de que tiene un equipo que confía a muerte en su plan y de que ha dado con la tecla al centrar a Messi y usarlo de lanzadera entre una zona de creación algo lenta y un ataque supersónico, demoledor. Y saca las buenas sensaciones que dejaron jugadores como Clemente, perseverante en la izquierda, un Bolatti cómodo pero algo tímido en el '5' y un Agüero que fue el mejor del primer tiempo y que pudo marcar en dos ocasiones. El 'Kun' aprovechó mejor la oportunidad que un Milito siempre inteligente en sus movimientos pero poco participativo y quizá su papel en el Mundial apunte a más importante del que se preveía. Como el de Argentina, ahora mismo uno de los candidatos más firmes y con más argumentos para convertirse en campeón.
Grecia: Alexandros Tzorvas; Sotirios Kyrgiakos, Loukas Vyntra, Avraam Papadopoulos, Vassilis Torosidis (Patsa, m.55); Vangelis Moras; Alexandros Tziolis, Sokratis Papastathopoulos, Giorgos Karagounis (Spyropoulos, m.46), Costas Katsouranis (Ninis, m.54); Georgios Samaras
Argentina: Sergio Romero; Nicolás Ottamendi, Martín Demichelis, Nicolás Burdisso, Clemente Rodríguez; Maxi Rodríguez Di María, m.63), Mario Bolatti, Juan Sebastián Verón; Sergio Agüero (Javier Pastore, m.77), Lionel Messi y Diego Milito (Martín Palermo, m.80).
Goles: 0-1, m.77: Demichelis; 0-2, m.89: Palermo
Árbitro: Ravshan Irmatov (UZB), amonestó al griego Katsouranis y al argentino Bolatti.
Incidencias: Tercer encuentro de la primera fase del Mundial de Sudáfrica disputado en el estadio Peter Mokava de Polokwane ante unos 40.000 espectadores
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