Serán los décimos que disputará la albiceleste, que se medirá a Alemania en una reedición de las finales del '86, la última que ganó Argentina, la del 90, que ganaron los germanos, y los argentinos buscarán revancha de la eliminación por penales que sufrieron en el mundial 2006, en cuartos de final.
La albiceleste volvió a mostrar que su potencia ofensiva es un arma temible que oculta las carencias que pueda tener el equipo en otras líneas.
Veinte goles anotados en los siete últimos encuentros, diez de ellos en el Mundial, son una estadística demoledora para un equipo acusado de no defender bien, pero cuyo arco sólo ha sido vencido en dos ocasiones.
Unas cifras que muestran que la Argentina de Maradona es puro ataque y que, con eso, buscará la final del Mundial.
Frente a la candidez mexicana triunfó la picardía argentina, que sacó un máximo rendimiento a sus escasas acciones, aprovechó lo poco que tuvo para llevarse una goleada excesiva, demasiado premio a su juego, excesivo castigo a la implicación de la "Tri".
Los de Javier Aguirre podrán incluso sentirse damnificados de un clamoroso error arbitral, que concedió el primer tanto a Carlos Tévez pese a que estaba en fuera de juego cuando remató de cabeza el tanto.
Esa jugada cambió el signo de un partido que hasta ese momento estaba equilibrado, por no decir algo inclinado del lado mexicano.
Fueron los verdes los que habían dispuesto hasta ese momento de las mejores ocasiones. Carlos Salcido estrelló un balón en el travesaño a los 8 minutos, y Andrés Guardado rozó el palo derecho de Romero a la siguiente posibilidad.
Los avisos de México mostraban que sobre el terreno Argentina tenía por primera vez en el Mundial un rival temible, un adversario capaz de hacer sombra al equipo que se viene paseando por Sudáfrica.
Pero a poco que los de Maradona tomaron aliento, que Lionel Messi comenzó a hacer acto de presencia, el peligro cambió de lado. Y frente a las intenciones verdes llegaron los golpes albicelestes.
Como de costumbre, el rosarino estuvo en el origen del primer tanto, gracias a un pase magistral a Tévez, que se estrelló con Pérez. El balón rebotado cayó en los pies de Messi, quien le sacó provecho a todo y que le dio una gran asistencia a Tévez.
En fuera de juego, el atacante del Manchester City envió el balón a la red. El asistente no levantó la bandera y el árbitro concedió el tanto.
La repetición en las pantallas gigantes del estadio sembraron la duda en el asistente, quien le avisó al árbitro de su posible error. Pero el italiano Roberto Rosetti no cambió su decisión y el tanto subió al marcador.
Las protestas y verse abajo en el marcador sacaron a México del partido. Márquez vio una amarilla y el equipo, hasta ese momento bien plantado en el campo, se desdibujó.
Fruto del desconcierto mexicano fue el segundo tanto albiceleste, nacido de un error de Osorio, quien se equivocó en la salida y dejó el balón a Higuaín. El Pipita esquivó a Pérez y marcó su cuarto tanto en el Mundial, lo que le eleva a lo más alto de la clasificación de anotadores.
Argentina se marchó a los vestuarios encantada de la recompensa obtenida con tan poco esfuerzo y México agraviado por verse con tantos rasguños inmerecidos. La frustración mexicana se transformó en pelea a la entrada de los vestuarios.
El ingreso de Pablo Barrera por Adolfo Bautista en el descanso, le dio más profundidad a la "Tri", que abrió el campo por la banda izquierda y dio trabajo a la defensa albiceleste.
Pero México siguió adoleciendo de falta puntería y, cuando parecía que podía poner en peligro a la defensa argentina se encontró con un tercer mazazo, otro golpe directo nacido de una genialidad de Tévez, quien desde fuera del área sacó un potente derechazo que encontró el àngulo izquierdo del arco defendido por Pérez.
El partido estaba sentenciado y Argentina se dedicó a contemporizar mientras México agonizaba en su propia impotencia.
Tuvo que venir una acción de Javier "Chicharito" Hernández, una jugada de fuerza y talento, una internada en el área que culminó con un fuerte disparo ante el que nada pudo hacer Romero.
Méxicó marcó el tanto de la honra y poco más pudo hacer. Le faltó la pujanza ofensiva, esa misma que derrocha a raudales Argentina.
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