Con la vuelta de Robben, Holanda ganó con lo justo a Eslovaquia, ahora en cuartos choca con Brasil que viene con todo
Holanda ha perdido brillo pero se ha vuelto más pragmática. Puede que los puristas renieguen, y con razón, pero es más que probable que sus sufridos aficionados lo agradezcan, hartos de ver cada cuatro años como la orange juega tan bien como siempre, y como siempre también pierde. Cansados de aplaudir grandes faenas sin trofeo, de dar la vuelta al ruedo con la manos vacías, Holanda ha venido a Sudáfrica a tocar pelo. Estamos hoy ante un conjunto más equilibrado y organizado que, desde la paciencia, sabe administrar el marcador sin renunciar al estilo, lo que le confiere un aire autoritario y dominante. Es un bloque poderoso, unido en el vestuario y solidario en el césped. En suma, un conjunto con mayúsculas, que ha sacrificado gramos de artificio en pos de la competitividad, el salto necesario para todas las selecciones que aspiren a levantar la Copa del Mundo .
Salió valiente Eslovaquia, lejos de ese papel acomplejado que se le podía presuponer. Pero los riesgos del abismo a veces estimulan a los condenados, y los eslovacos, sin nada que perder y mucho por conquistar, se presentaron dispuestos a todo. Jendrisek avisó desde la frontal y eso despertó a Holanda, que arrancó aletargada pero que no tardaría en quitarse las legañas de la forma más natural que conoce, y la que recurre cuando se pierde: tocando y tocando, ensanchando mucho el campo para buscar los espacios y montando contras endiabladas.
No se acongojó Eslovaquia, que, bien pertrechada, armaba sus ataques en torno al revoltoso Stoch, pero fue Sneijder el que dispuso de la primera gran ocasión en una de sus habituales llegadas desde la izquierda. Con una apuesta nada brillante Holanda parecía dudar, pero es una sensación equívoca. Este equipo nunca pierde la calma, y sabedor de que sus delanteros son letales, le valió una acción aislada para cobrar ventaja. Desde su propia área, ¡desde la defensa! -blasfemia cuando se trata de Holanda- Sneijder colgó un pase de 40 metros para la carrera de Robben por el carril derecho. Cambiado de banda, el extremo del Bayern aceptó el envite: controló, se cambió el cuero de pie para encarar el área, afrontó a su par con esa mezcla suya de potencia y elegancia, y definió con un extraordinario golpeo a la cepa del poste. Extraordinario gol, extraordinaria demostración de recursos de un equipo que se atreve a improvisar acciones más allá del toque, incluso pases largos desde la zaga que eviten el peaje del centro del campo, heterodoxia pura de la nueva Holanda.
Con el marcador a favor Van Marwijk sacó su manual y Holanda empezó a administrar su ventaja. El entrenador ha confiado el equilibrio del equipo a su yerno, el veterano e incombustible Van Bommel, sí, su yerno. Su fuerza y su orden se bastan para sostener el orden en la media y mantener unidas a las partes, aunque hoy no parecía sobrado de fuerzas. Atrás, la línea formada por Van der Wiel, Heitinga, Mathijsen y Van Bronckhorst ofrece una resistencia desconocida en los Países Bajos. Stekelenburg, el meta del Ajax, sólo ha encajado un gol en cuatro partidos, y fue de penalti.
Esto es la nueva Holanda, un equipo que parece dormitar en muchas fases del partido, que narcotiza al rival con un fútbol lento y excesivamente pausado, pero que de repente explota con un estruendo; de una recuperación fluye un ataque vertiginoso, de la nada surge un pase letal, y el equipo se planta en el área rival con un arsenal de caballería presto a perforar al enemigo. Estuvo a punto de conseguirlo Van Persie en una de esas contras cuasi letales, y al borde del descansó el del Arsenal remató la acción más hermosa del primer acto. De pronto, y recordando que las esencias siguen intactas, los tulipanes más creativos se asociaron por la derecha en un ataque rápido y al primer toque que Van Persie remató desviado en boca de gol. Era el aroma de la otra Holanda, la más preciosista y embaucadora, que ahora sacrifica la belleza en pos del éxito.
La salida del vestuario no cambió el panorama, y bastaron cinco minutos para confirmar que Holanda juega cómo y cuando quiere. Robben calcó su acción del primer gol y estuvo a punto de hacer el segundo, pero Mucha estuvo rápido de reflejos. El portero eslovaco se lució en la acción siguiente tras una jugada preciosa y preciosista del propio Robben -hoy a su mejor nivel-, que tras lucirse en el regate, sirvió el pase de la muerte al defensa Mathijsen, que perdonó la sentencia en la medida en la que la evitó el portero.
El partido había renacido, Eslovaquia reaccionado y Holanda jugada con fuego. Estaba la oranje tan cerca de las llamas que olía a quemado, y decidió estirarse. Con eso le vale para rondar el gol, pero esta vez fue Kuyt el que perdonó. Para entonces Eslovaquía ya se había transformado, su juego había crecido apoyado en su fondo físico, una fortaleza que le permitió cambiar la velocidad del juego y tutear a su rival. Pero otra vez, cuando más sufría Holanda, la suerte decidió en este Mundial .
El meta eslovaco, pilar y esperanza del equipo hasta ese momento, cantó en su salida fuera del área para despejar un saque de falta y Kuyt, siempre al quite, lo aprovechó con un autopase de cabeza para regalar el 2-0 a Sneijder. Era el minuto 84, y aunque la aventura de Eslovaquia había terminado, aún sacaron orgullo para buscar el gol. Llegó de penalti tras una jugada personal de Jakubko. Acertó Undiano Mallenco, hoy sí, al señalar el castigo. La honra la firmó el goleador Vittek, pero esta ya estaba sobradamente lograda por una Eslovaquia que ha dado el nivel en su primera participación en la Copa del Mundo como país independiente. Su nota supera el aprobado, y siempre podrá presumir de haber humillado a Italia.
INCIDENCIAS
Holanda 2: Stekelenburg, Van der Wiel, Heitinga, Mathijsen, Van Bronckhorst, Van Bommel, De Jong, Sneijder (Afellay, m.91), Robben (Elia, m.71), Kuyt y Van Persie (Huntelaar, m.77).
Eslovaquia 1: Mucha, Pekarik, Skrtel, Durica, Zabavnik (Jakubko, m.86), Kukca, Stoch, Weiss (Sapara, m.86), Jendresik (Kopunek, m.71), Hamsik y Vittek.
Goles: 1-0, m.18: Robben; 2-0, m.84: Sneijder. 2-1, 92: Vittek, de penalti.
Árbitro: Alberto Undiano Mallenco (ESP). Mostró tarjeta amarilla a Robben (m.32), Kucka (m.40) y Kopunek (m.72).
Incidencias: encuentro de octavos de final del Mundial 2010, disputado en el estadio Moses Mabhida de Durban ante unos 61.900 espectadores.
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