El derbi catalán terminó igualado 0 a 0 para alegría de los seguidores madridistas.
El Barcelona perdió el margen de error logrado en el Santiago Bernabéu tras empatar a cero ante el Espanyol. Todo el mundo había fijado el pasado choque de Madrid como la cita clave para la resolución de la liga pero hasta el momento, parece ser que los 'pequeños' se han empeñado en dar emoción al campeonato doméstico y mantener la incertidumbre hasta el final.
La cita de los culés se intuía engañosa. Se medían a un rival de la zona media de la tabla pero todo estaba envuelto por lo que significa un derbi. Aquí no hay clasificación que valga, sólo existen los once jugadores que saltan al césped, los que salen desde el banquillo y dos sentimientos que valen más que todo lo ocurrido a lo largo de una temporada. Esta lección era la que tenía aprendida Pochettino. El técnico sabía que tenía armas para frenar a sus vecinos y las utilizó a la perfección.
Los pericos realizaron un planteamiento perfecto. Presión a la salida del balón culé, ahogar a Xavi en la medular y juntar las líneas para evitar la circulación del esférico era lo estudiado en el vestuario. Esto lo habían intentando muchos equipos esta temporada, pero nadie lo había mantenido durante noventa minutos como el Espanyol. El trabajo en la punta de ataque era tal que Valdés se vio obligado a sortear la posesión del cuero en largo, algo que ni se recordaba en 'Can Barça', en la medular, Baena y Forlín fueron auténticos perros de presa y en defensa Pareja y Víctor Ruiz alejaron a Messi una y otra vez del área defendida por Kameni.
Esto era la teoría y así salió en el terreno de juego. Los blanquiazules trasladaron de la pizarra al césped la idea de Pochettino y el Barcelona se mostró en algunas ocasiones algo impotente ante un equipo que volvía a cruzarse en su camino en el último tramo del campeonato y que el Real Madrid debería tener en cuenta a la hora de hacerle favores.
A todo el trabajo de los locales había que sumar el hecho de que los jugadores culés no se encontraban como en otras ocasiones. Su juego preciso y rápido se había quedado en el otro barrio de la Ciudad Condal con el acierto de Pep Guardiola en el planteamiento, ya que la presencia de Maxwell en el extremo zurdo durante la primera mitad y la salida de Henry en la segunda apenas aportaron velocidad y desborde junto a la línea de cal.
Con todo esto, el único aviso sobre la meta defendida por Kameni lo dio Pedro con un centro chut que repelió el larguero por fortuna para unos pericos que vieron como cambiaba la situación al borde del descanso cuando entre Valdés, que sigue demostrando que debe ir al Mundial, y el palo repelieron un cabezazo de Osvaldo desde el borde del área pequeña.
Las ocasiones más claras habían sido para los locales, pero Baena no vio portería en el primer acto al cabecear un centro desde la izquierda y Osvaldo mandó el balón a las nubes al encontrarse un balón suelto dentro del área en los primeros compases del choque.
Tras la reanudación, las cosas se le complicaron todavía más al Barcelona después de que Alves viera la segunda amarilla a falta de media hora para el final. El brasileño se marchó por el túnel de vestuarios por dos acciones algo polémicas y dejó a su equipo con uno menos después de que el Espanyol jugara con mucha dureza desde el primer minuto.
Finalmente, con un hombre menos el Barcelona tocó más el balón. Xavi apareció en la medular pero en esta ocasión no tenía a Messi como compañero de baile y cuando éste aparecía, la zaga local llegaba a la ayuda para frenar al mejor jugador del mundo que no tuvo su día en el estadio Cornellá - El Prat.
Ibrahimovic no tuvo mucho tiempo para cambiar las cosas, Henry no aportó en ataque, Messi quiso hacer la guerra por su cuenta a veces y el Espanyol no estuvo por la labor de dejarse un punto en un partido donde se acabó recorriendo el campo de portería a portería, sin centro del campo y con la posibilidad de que cualquiera de los dos hubiese podido marcar el gol de la victoria.
INCIDENCIAS:
RCD Espanyol: Kameni; Chica, Pareja, Víctor Ruiz, Dídac Vilà; Baena, Forlín; Callejón (Ben Sahar, m. 85), Verdú (Iván Alonso, m.78), Luis García; y Osvaldo.
FC Barcelona: Valdés, Alves, Piqué, Milito (Henry, m.57), Puyol, Touré (Keita, m.57), Busquets, Pedro (Ibrahimovic, m.82), Maxwell, Xavi y Messi.
Árbitro: Undiano Mallenco (Col. Navarro). Mostró cartulina amarilla a Osvaldo (m. 7), Luis García (m. 22), Alves (m.25), Milito (m.32), Baena (m.63) y a Keita (m.82). Expulsó a Alves (m.62), por doble amonestación.
Incidencias: 39.263 espectadores presenciaron el encuentro en el estadio de Cornellà-El Prat, en partido correspondiente a la trigésima tercera jornada de Primera División.
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